El Boletín Oficial del Estado publicó el pasado 31 de Mayo la convocatoria de ayudas para un nuevo Programa Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados (PRUEPA). Este programa supone devolver la vida a tres municipios que desde el pasado mes de Febrero se habían convertido en auténticos pueblos fantasma, tras la cancelación del anterior programa por parte del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El proyecto PRUEPA es un programa educativo complementario a la educación en las aulas cuyo fin es que los alumnos valoren, aprecien, conozcan y respeten la riqueza del patrimonio natural, cultural y social.
En España, durante mediados del siglo XX, numerosas construcciones hidráulicas fueron puestas en marcha para establecer una gran red de reservas hídricas. El gobierno ordenó la construcción de embalses y pantanos que debían hacerse realidad a toda costa para transmitir esa sensación de progreso y modernidad de un país que parecía enquistado en el siglo XIX. El éxito de muchas de estas obras traía consigo desacertadas consecuencias para miles de personas. El desalojo por decreto y la expropiación forzosa de numerosas villas para idear algunos de estos proyectos fue muy dramático para sus vecinos. Es el caso de Granadilla en Cáceres o Búbal en Huesca, donde su desalojo y expropiación fueron decretados para construir el Embalse de Gabriel y Galán y el Embalse de Búbal, al correr el riesgo, supuestamente, de ser anegado por las aguas. El tiempo demostró que estos núcleos urbanos nunca llegarían a inundarse. Es lo que se conoce como la cara oculta de los pantanos de Franco.
El caso más curioso es sin duda el de la Villa de Granadilla. En ella se entrelazan cientos de historias de sus antiguos moradores, muchos de ellos redistribuidos en un cercano pueblo de colonización conocido como Alagón del Caudillo (actual Alagón del Río). Los denominados “Hijos de Granadilla”, constituidos en asociación, han clamado durante las últimas décadas y casi de forma desapercibida para el resto de la población, la completa devolución la vida social a esta villa, hoy convertida en un pueblo museo casi fantasma.
El infortunio de Granadilla comienza el 24 de junio de 1955 cuando el Consejo de Ministros decreta su desalojo progresivo aplicando la Ley de Expropiación forzosa por la vía de urgencia, promovida por la inminente construcción del Embalse de Gabriel y Galán. Aunque su construcción fue aprobada por Orden Ministerial en 1952, esta no comenzará hasta 1957 a las ordenes del arquitecto Juan Bonilla Domínguez.
El éxodo fue escalonado y muchos vecinos de Granadilla abandonaron voluntariamente la Villa durante los meses siguientes a decretarse el desalojo. Así lo recoge el diario ABC de la época, en su publicación de Madrid el 1 de Mayo de 1959, donde por entonces apenas quedaban unos 500 vecinos, un tercio de la que era su población unos años antes.
En Octubre de 1964 los vecinos que se resistían al abandono de sus casas recibieron un escrito de la Confederación Hidrográfica del Tajo (C.H.T.) ordenando el desalojo forzoso, fechado para el 5 de noviembre de ese mismo, día en el que serán expropiadas sus casas a favor de la C.H.T. Algunos vecinos que vivieron aquel fatídico día, aún recuerdan como entraron a desalojar sus viviendas al grito de “¡Que no quede ni una silla!”, como recuerda Enrique Jiménez, vecino nacido en Granadilla, actualmente residente en Madrid.
El 6 de mayo de 1965 se acuerda en Real Decreto la disolución del municipio “Villa de Granadilla” y la adhesión de su término municipal a los municipios limítrofes. Los vecinos de Granadilla emigraron por toda la geografía española. Quienes disponían de mejores condiciones económicas se dirigieron principalmente a Bilbao, San Sebastián y Salamanca. Al resto de habitantes, unas 180 familias, se les concedió la posibilidad de asentarse en Alagón del Caudillo, un nuevo y cercano pueblo proyectado en el “Plan General de Colonización” promovido por el Instituto Nacional de Colonización. Germán García Benito, natural de Granadilla y actual alcalde de Zarza de Granadilla, recuerda cómo los primeros colonos de Alagón del Caudillo, como él y su familia, llegaron a esta colonia en 1960. Germán cuenta, apenado, cómo muchos tenían que vivir en unas pésimas condiciones insalubres, alojados en barracones construidos “con unas tejas de uralita negra de cartón, que cuando se mojaba, se doblaban y hundían”. Aunque García Benito confiesa que su familia “disfrutó de una casa más cómoda, inclusive con luz eléctrica”. La fortuna hizo que su madre, maestra del nuevo pueblo, recibiera la adjudicación de una de las primeras construcciones existentes en la zona, nada semejante a los barracones.
Tras el desalojo total en 1964, los hijos de Granadilla se han quejado en innumerables ocasiones a distintos organismos sobre del abandono y expolio que sufrió la villa. En 1980 la Villa de Granadilla fue declarada Conjunto Histórico Artístico. Quizás este hecho hizo que, en 1984, esta villa fuese elegida junto a otras dos poblaciones para conformar un programa educativo interministerial. Conocido como Plan de Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados (PRUEPA), se trata de una iniciativa del Ministerio de Educación que también cuenta el apoyo Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y de Fomento. Desde entonces Granadilla, Umbralejo (Guadalajara) y Búbal (Huesca) han visto como miles de estudiantes la ESO y de Bachillerato, traídos con becas adheridas a este plan especial del Ministerio de Educación, han rejuvenecido plazas y calles de estas localidades.
Estos pueblos se han erigido durante años como un novedoso plan pedagógico y educativo. Cuentan con una serie de objetivos orientados al pleno desarrollo de la personalidad, la formación en el respeto a los derechos y libertades fundamentales, enmarcados en unos principios de convivencia.
Algunos de estos exalumnos recuerdan sus estancias en estos pueblos como una de las mejores experiencias de su vida. Alberto Hernando, natural de Maliaño (Cantabria) es uno de ellos. Hoy con 32 años, Alberto asegura haber repetido experiencia en Granadilla, asistiendo en 1997 y en 2003 para colaborar con estas tareas de reconstrucción. Además afirma haber asistido a Umbralejo en el año 2002 con el mismo fin. También asegura haber visitado Búbal de forma turística en los primeros días de Marzo de 2013. Al ser preguntado por estos pueblos, Alberto declara: “Granadilla me ha marcado mucho, por estar amurallado, tener un castillo y ser el mas grande de los tres con diferencia”. Rocío Rodríguez, es otra exalumna que asistió a Búbal en el año 2000. Rocío confiesa, a sus 29 años, que esta “fue una experiencia buena y gratificante”. Así mismo, recuerda con emoción cómo sus compañeros de Fuente del Maestre (Badajoz) se mezclaron con alumnos de Lalín (Pontevedra) e interactuaban en distintos talleres y labores domésticas. “Nos enseñaron a ordeñar vacas y les dábamos de comer” comenta Rocío enternecida.
Sin duda, la reactivación del nuevo programa de ayudas volverá a darle voz a estos pueblos y a llenarlos de vida. Estas ayudas se financiarán con cargo a los Presupuestos Generales del Estado para 2013 por un importe máximo de 221.172 euros. En esta convocatoria podrán participar un total de 175 grupos compuestos por un máximo de 25 alumnos de 3º y 4º de E.S.O, Bachillerato, Formación Profesional de Grado Medio y Programas de Cualificación Inicial. Todo un soplo de aire fresco para mantener la vida en de estos bellos pueblos.